La mención del teñido anudado evoca pensamientos de hippies y niños del amor, pero como lo mostró Sari Monroy durante el taller el 19 de septiembre fuera del Centro Intercultural de Santa Rosa Junior College, hay un aspecto más histórico.
Antes del taller, los pañuelos habían sido remojados en tanino, que se extrajo de la corteza de eucalipto y actuó como un enlace entre la tela y los tintes para lograr un color más saturado y resitente.
Los materiales utilizados para los tintes fueron todos diferentes. Dos eran hierbas, una de las cuales se puede usar para hacer té medicinales, conocida como pericón. La segunda era madera de campeche, de un rico color morado. Finalmente, utilizamos cochinilla molida, insectos que se encuentran tipicamente en los nopales.
Estos insectos producían un rojo tan vibrante en la vestimenta maya que los colonizadores españoles lo explotaron y exportaron exclusivamente a su país durante cientos de años.
Se recomienda dejar la tela en su tinue respective durante al menos 10 minutos. Para un color más vibrante se puede dejar por más tiempo, incluso durante toda la noche. Sin embargo, debes asegurarte de que se mantenga entre 160 °F y 180 °F.
Después, se debe secar en el sol para asegurarse de que el pigmento absorbe todo el tinte y para evitar que se destiñe sobre otras prendas en la secadora.
En la cultura maya, el teñido de telas lo realizaban principalmente las mujeres. Sin embargo, no era exclusivamente de ellas. Cualquier tinte sobrante se daba a los hombres, quienes lo usaban para pintar en cerámica o otras formas de arte.
Felix, un asistente, comentó cómo disfrutó mucho del taller y de la historia de la práctica que se compartió. El desarrollo del evento fue positivo; después de que terminaron las clases en la zona, muchas personas se reunieron para participar. Los participantes pudieron llevarse a casa un poco del tinte para continuar después de que finalizó el taller.